Hay veces en las que nos preguntamos el porqué no conseguimos dejar de amar a alguien que nos ha hecho daño. Toda la magia que una vez existió entre los dos se ha esfumado, y hemos pasado de “querer amar” a “querer dejar de amar”, pero no lo logramos.

Pareciera que siempre estamos apostando nuestro amor y nuestros sentimientos en una ruleta rusa que siempre nos premia con la desdicha, el desprecio y el desamor… Todo ello por amar sin pedir nada a cambio.

El amor tiene sus condiciones, pero a pesar de ello, por más esfuerzo que hacemos hay algo que nos condena a vivir en el pasado, a recordar constantemente a aquella persona que justamente queremos olvidar… Es una suerte masoquista y paradójica, nos “desarmamos” de amor, nos convertimos en fantasmas en los que sopesa el castigo de saber que la otra persona hace su vida sin necesidad de que nosotras estemos en ella. Pero mientras tanto, nosotras seguimos aferradas a un recuerdo que no nos permite caminar hacia delante.

Intentamos no añorar al hombre que nos ha herido, sin embargo, le seguimos amando; es entonces cuando ya no queda más que “echarle la culpa” al corazón, rebelde y voluntarioso por naturaleza, pues no siempre tenemos que tener argumentos para lo que sentimos, puesto que los seres humanos no sólo somos lógicos y racionales, sino también sentimentales y pletóricos de rincones en los que las explicaciones científicas no tienen cabida. Pero los sentimientos no deben ser tomados como una excusa para pasar por encima de nuestra propia dignidad, no podemos hacernos las ciegas y simplemente tragarnos las mentiras que elegimos vivir.

En muchas ocasiones, no logramos olvidar porque aún nos falta vivir algo al lado de la persona que amábamos para poder culminar el ciclo, aún existen cosas pendientes que no hemos solucionado y por ello no hemos podido dar la vuelta a la página, pues no nos hemos cerciorado de que escribimos todo lo que debíamos escribir en dicha página y hemos dejado espacios en blanco que nos hemos devuelto a llenar.

Amar sin querer, incluso sin tener razones para ello, habla de la grandeza de tu espíritu, pero el amor comienza por amarnos a nosotras mismas, amarnos lo suficiente como para no permitir que nuestro mundo se convierta en un barquito de papel que se mueve en torno a las necesidades de la persona que amamos, pues por lo general, estas personas son extraordinarios ventrílocuos que nos toman como una más de sus muñecas.

No importa cuán grandes sean los problemas con nuestras relaciones pasadas, debemos solucionarlos con el fin de no dejar al pasado con un atajo a nuestro presente. Tú mereces dejar de ser un tapete, eres una mujer de ensueño y seguro encontrarás a alguien que valore tu vida y no te tenga como una opción, como una reserva a la que siempre podrá acudir. ♥

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